
La paradoja es que mientras unos mueren de hambre en una parte del mundo, la obesidad es para muchos otros la epidemia del siglo XXI
Vegetales, frutos secos y semillas son recomendables.
SANTO DOMINGO. Cuando nos aprieta el pantalón o la cintura de la falda amenaza con ahogarnos, algo está claro: hemos engordado.
En época de crisis mundial, una gran contradicción: mientras la mitad de la población literalmente se muere de hambre, la otra mitad sufrirá de alguna enfermedad fruto o consecuencia del exceso de alimentación. Se afirma que la obesidad y sus ramificaciones son la gran epidemia del siglo XXI.
La comida rápida, un conocimiento deficiente sobre la alimentación sana y la ausencia de actividad hacen que la energía de los alimentos se acumule directamente a nivel del abdomen, el "derriere" y las caderas. La grasa da origen a la grasa y de hecho, contiene el doble de calorías que la misma cantidad de proteínas o de carbohidratos.
Los principios de la comida baja en grasa consisten en aumentar el consumo de carbohidratos con productos elaborados con cereales, pasta, papas, frutas y verduras; reducir las grasas evidentes y aprender a detectar las "ocultas".
Ingredientes típicos en una cocina baja en grasa
Frutas: la fruta fresca está prácticamente libre de grasa. Además proporciona un conjunto especialmente adecuado de vitaminas, fructosa fácil de digerir y mucha agua.
Lácteos y queso: El yogurt, el requesón y el queso son fuentes extraordinarias de calcio. Elija las versiones desnatadas o bajas en grasa y emplee leche en lugar de crema con el café y vigile la etiqueta de los quesos. Como regla empírica, recuerde que cuanto más cremoso es un queso, más grasa contiene.
Papas: esta sana fuente de carbohidratos admite todas las versiones y siempre tiene éxito. De la sopa al puré; asada con una salsa ligera, las papas son un invento maravilloso.
Hortalizas y legumbres: las hortalizas, verduras y tubérculos rebosan minerales, vitaminas y todo tipo de nutrientes. Los productos derivados de la soya y otras legumbres son fuentes extraordinarias de proteínas. Apenas contienen grasa, pero son muy ricas en fibra con lo que dan sensación de saciedad y mantienen el intestino en forma.
Pescados: no deben faltar en una cocina baja en grasa. Los blancos (merluza, mero, bacalao...), contienen menos grasa que los azules como el salmón o el arenque. Los pescados de agua salada son a su vez ricos en yodo y en los indispensables ácidos grasos insaturados. No se limite en su consumo.
Hierbas: prácticamente libres de grasa y calorías, aportan frescor y sabor. Si la emplea se ahorrará sal y grasa como potenciadores de sabor.
Aceites vegetales: si se debe emplear grasa que sea la correcta. La grasa es indispensable como vehículo para las vitaminas liposolubles A, D, E y K. Los aceites prensados en frío a partir de aceitunas y semillas de girasol son especialmente recomendables.
Frutos secos y semillas: tienen un alto contenido en vitamina E, aunque debido a su elevado contenido en grasa (aunque sea de la buena), deben consumirse en pequeñas cantidades.
Cereales y productos integrales: arroz, maíz, trigo y otros son fuente de proteínas vegetales de alta calidad. Quien consume productos integrales también se beneficia de su contenido en fibras, vitaminas del complejo B y elementos traza.
Carne y embutidos: anteponga el consumo de carne pobre en grasa como pollo, pavo, cordero o vacuno y siempre los cortes magros. Elimine generosamente la grasa visible, antes de cocinarla, utilizando métodos de cocción donde se emplee la menor grasa adicional posible.
Una cocina baja en grasa no es limitante; de hecho, nuestra lista incluye de todo.
Solamente falta voluntad. Es el mismo ingrediente secreto para lograr cualquier cosa que se proponga. Qué curioso....
himilcetejada@hotmail.com
Vegetales, frutos secos y semillas son recomendables.
SANTO DOMINGO. Cuando nos aprieta el pantalón o la cintura de la falda amenaza con ahogarnos, algo está claro: hemos engordado.
En época de crisis mundial, una gran contradicción: mientras la mitad de la población literalmente se muere de hambre, la otra mitad sufrirá de alguna enfermedad fruto o consecuencia del exceso de alimentación. Se afirma que la obesidad y sus ramificaciones son la gran epidemia del siglo XXI.
La comida rápida, un conocimiento deficiente sobre la alimentación sana y la ausencia de actividad hacen que la energía de los alimentos se acumule directamente a nivel del abdomen, el "derriere" y las caderas. La grasa da origen a la grasa y de hecho, contiene el doble de calorías que la misma cantidad de proteínas o de carbohidratos.
Los principios de la comida baja en grasa consisten en aumentar el consumo de carbohidratos con productos elaborados con cereales, pasta, papas, frutas y verduras; reducir las grasas evidentes y aprender a detectar las "ocultas".
Ingredientes típicos en una cocina baja en grasa
Frutas: la fruta fresca está prácticamente libre de grasa. Además proporciona un conjunto especialmente adecuado de vitaminas, fructosa fácil de digerir y mucha agua.
Lácteos y queso: El yogurt, el requesón y el queso son fuentes extraordinarias de calcio. Elija las versiones desnatadas o bajas en grasa y emplee leche en lugar de crema con el café y vigile la etiqueta de los quesos. Como regla empírica, recuerde que cuanto más cremoso es un queso, más grasa contiene.
Papas: esta sana fuente de carbohidratos admite todas las versiones y siempre tiene éxito. De la sopa al puré; asada con una salsa ligera, las papas son un invento maravilloso.
Hortalizas y legumbres: las hortalizas, verduras y tubérculos rebosan minerales, vitaminas y todo tipo de nutrientes. Los productos derivados de la soya y otras legumbres son fuentes extraordinarias de proteínas. Apenas contienen grasa, pero son muy ricas en fibra con lo que dan sensación de saciedad y mantienen el intestino en forma.
Pescados: no deben faltar en una cocina baja en grasa. Los blancos (merluza, mero, bacalao...), contienen menos grasa que los azules como el salmón o el arenque. Los pescados de agua salada son a su vez ricos en yodo y en los indispensables ácidos grasos insaturados. No se limite en su consumo.
Hierbas: prácticamente libres de grasa y calorías, aportan frescor y sabor. Si la emplea se ahorrará sal y grasa como potenciadores de sabor.
Aceites vegetales: si se debe emplear grasa que sea la correcta. La grasa es indispensable como vehículo para las vitaminas liposolubles A, D, E y K. Los aceites prensados en frío a partir de aceitunas y semillas de girasol son especialmente recomendables.
Frutos secos y semillas: tienen un alto contenido en vitamina E, aunque debido a su elevado contenido en grasa (aunque sea de la buena), deben consumirse en pequeñas cantidades.
Cereales y productos integrales: arroz, maíz, trigo y otros son fuente de proteínas vegetales de alta calidad. Quien consume productos integrales también se beneficia de su contenido en fibras, vitaminas del complejo B y elementos traza.
Carne y embutidos: anteponga el consumo de carne pobre en grasa como pollo, pavo, cordero o vacuno y siempre los cortes magros. Elimine generosamente la grasa visible, antes de cocinarla, utilizando métodos de cocción donde se emplee la menor grasa adicional posible.
Una cocina baja en grasa no es limitante; de hecho, nuestra lista incluye de todo.
Solamente falta voluntad. Es el mismo ingrediente secreto para lograr cualquier cosa que se proponga. Qué curioso....
himilcetejada@hotmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario