


POR: Li Misol y Alexéi Tellerías - 9/1/2008
La deseada paz social y, más allá de ella, la todavía utópica paz mundial parte del interior del propio ser humano, de la voluntad individual que pasa luego a ser grupal.
SANTO DOMINGO.- A simple vista resulta irónico hablar de paz en momentos en que el mundo entero hierve en retaliaciones entre los seres humanos. Los ejemplos de Agfanistán, Georgia, Irak, Sudán, Somalia, El Congo y la eterna lucha entre palestinos e isralíes nos servirían de muestra.
También en el ámbito local se torna difícil siquiera mencionarla cuando quienes nos dirigen la disfrazan y la hacen llegar vestida con ropajes de injusticia y desigualdad, que, por sí solas, son un acto de violencia.
No parece buen momento para hablar y exaltar este valor; sin embargo, es en estos tiempos que resulta urgente reivindicarlo como una de las principales herencias de nuestro discurrir por el planeta.
Tres simples letras en el español, p-a-z, resume en tan escaso espacio un concepto inmenso y diverso que vincula las distintas vertientes de la convivencia en armonía: tolerancia, aprecio, respeto, amor por el otro. Recoge incluso esa capacidad que todos tenemos de forjar el propio bienestar, de sentir tranquilidad en la propia piel.
Ya en el siglo XVII Baruch Spinoza, filósofo racionalista, había comprendido a la perfección lo que hoy, cuatro siglos después, la humanidad no termina de asumir. Decía: “La paz es, no la ausencia de la guerra, sino una virtud, un estado mental, una disposición en pro de la benevolencia, la confianza, la justicia”.
La deseada paz social y más allá de ella la todavía utópica paz mundial parten del interior del propio ser humano, de la voluntad individual que pasa luego a ser grupal. Así lo entendió también Mahatma Gandhi, el hindú transformado en revolucionario sin fusil, y la generación hippie que quería cambiar armas por flores y predicaba el lema: “Paz y amor”.
EsfuerzosLa Organización de las Naciones Unidas (ONU) entiende que la paz de cada cual se desprende de una vida en calma, sin violencia social ni guerras. Por ello promueve el mantenimiento de la paz actualmente con 17 operaciones en un generoso despliegue de más de 100 mil efectivos, policías y civiles en lugares en tensión.
La paz no es sólo uno de los valores que con más firmeza promueve LISTÍN DIARIO; es también una meta por lograr en el mundo, y el próximo 21 de este mes se conmemora el Día Internacional de la Paz, que, según las Naciones Unidas, debe observarse como día de cese al fuego y de no violencia mundial.
Pero construirla no es sólo responsabilidad de los gobiernos y las organizaciones, como individuos; es mucho lo que podemos hacer desde el ámbito familiar y de nuestras relaciones interpersonales.
También en el ámbito local se torna difícil siquiera mencionarla cuando quienes nos dirigen la disfrazan y la hacen llegar vestida con ropajes de injusticia y desigualdad, que, por sí solas, son un acto de violencia.
No parece buen momento para hablar y exaltar este valor; sin embargo, es en estos tiempos que resulta urgente reivindicarlo como una de las principales herencias de nuestro discurrir por el planeta.
Tres simples letras en el español, p-a-z, resume en tan escaso espacio un concepto inmenso y diverso que vincula las distintas vertientes de la convivencia en armonía: tolerancia, aprecio, respeto, amor por el otro. Recoge incluso esa capacidad que todos tenemos de forjar el propio bienestar, de sentir tranquilidad en la propia piel.
Ya en el siglo XVII Baruch Spinoza, filósofo racionalista, había comprendido a la perfección lo que hoy, cuatro siglos después, la humanidad no termina de asumir. Decía: “La paz es, no la ausencia de la guerra, sino una virtud, un estado mental, una disposición en pro de la benevolencia, la confianza, la justicia”.
La deseada paz social y más allá de ella la todavía utópica paz mundial parten del interior del propio ser humano, de la voluntad individual que pasa luego a ser grupal. Así lo entendió también Mahatma Gandhi, el hindú transformado en revolucionario sin fusil, y la generación hippie que quería cambiar armas por flores y predicaba el lema: “Paz y amor”.
EsfuerzosLa Organización de las Naciones Unidas (ONU) entiende que la paz de cada cual se desprende de una vida en calma, sin violencia social ni guerras. Por ello promueve el mantenimiento de la paz actualmente con 17 operaciones en un generoso despliegue de más de 100 mil efectivos, policías y civiles en lugares en tensión.
La paz no es sólo uno de los valores que con más firmeza promueve LISTÍN DIARIO; es también una meta por lograr en el mundo, y el próximo 21 de este mes se conmemora el Día Internacional de la Paz, que, según las Naciones Unidas, debe observarse como día de cese al fuego y de no violencia mundial.
Pero construirla no es sólo responsabilidad de los gobiernos y las organizaciones, como individuos; es mucho lo que podemos hacer desde el ámbito familiar y de nuestras relaciones interpersonales.
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