SANTO DOMINGO.- A Fausto Mata el éxito no le ha llegado por casualidad. Desde muy niño, en el barrio La Zurza, supo que tenía que estar preparado para cuando le llegaran las oportunidades y, en su vida, esto terminó por cumplirse a carta cabal.
También conocido como “Boca de piano”, hizo el nivel técnico en Informática en la UNPHU, y antes de licenciarse decide ser actor, lo que le llevó a prepararse en la escuela de Bellas Artes. Ya con la experiencia de haber participado en una gran cantidad de obras en el Teatro Cocuyo, de Carlota Carretero, decidió lanzarse al medio y su gran oportunidad llegó a la televisión cuando Juan Ramón Gómez Díaz lo ve haciendo un personaje en el restaurant El Conuco.
Con la salida de Raymond y Miguel de Telemicro, Fausto se crece como humorista, y aquí llega la gran oportunidad del cine, cuando lo invitan a ser el protagonista de la exitosa película dominicana “Sanky Panky” (José Enrique Pintor). Tras el éxito de la cinta Fausto se convierte en una estrella del espectáculo, y ahora se prepara para regresar al teatro en la comedia “Políticamente incorrecto”, (Ray Cooney) en una producción de Rafael Ovalles.
A Fausto Mata no le afecta la fama. A todos saluda con el mismo cariño y sencillez que le caracteriza. Así se le percibió cuando llegó a la redacción de LISTÍN DIARIO y fue saludado y abordado por todo el personal.
Se nota que todos adoran a “Boca de Piano”, a quien también le llaman “Sanky Panky”, luego de protagonizar la película del mismo nombre, la cual fue un éxito taquillero. “Boca de piano” es el personaje dominicano favorito de muchos niños, y esto el actor lo ha sabido asimilar. “Por el cariño que me demuestran los niños, yo me siento como un dibujo animado, me defino como una caricatura; por eso, temo fallarle a la gente que me sigue””, afirma.
“Boca de Piano” tiene muchos planes que espera por realizar, como el adquirir una casa para sus padres, hacer un programa de televisión y filmar la segunda parte de “Sanky Panky”.
¿Cómo manejaste el éxito de Sanky Panky?
Una de las cosas que te ayudan a mantener los pies sobre la tierra es no percatarse de lo que pasa a tu alrededor con el éxito. A veces hay gente que se olvida de sus orígenes, y el saber de dónde vengo me ha ayudado a seguir siendo el mismo Fausto.
¿En tu vida hubo un antes y un después de Sanky Panky?
Sí, así es. Mi vida ha cambiado. El triunfo llegó sin esperármelo con la película, esto fue una bendición, la gente llegaba a los cines como si fueran a una gira, en guaguas, camionetas... Aquí se juntaron dos públicos no comunes, los que acostumbran ir al cine y la gente de los barrios, la masa que sigue nuestro trabajo en Telemicro. Fue una película que la disfrutaron los niños y los adultos.
¿Tu realidad económica también cambió con la película?
Económicamente me siento un poquito más holgado, el dinero de la película fue un dinero para resolver problemas. Sí cambiaron las presentaciones. Luego del éxito llegué a otro tipo de público y mi cotización cambió. Me mudé de La Zurza, en donde vivía con mi mamá a la urbanización Máximo Gómez, pero nada significativo. Allá en La Zurza dejé la estatuilla del Casandra que gané (2006). Ese premio es de mis padres, a quienes adoro. A casa de mi madre va la gente a hacerse fotos con ese Casandra, van a ver si es de oro, o si pesa, o simplemente a ver el premio que gané.
Cómo sientes la llegada de Raymond y Miguel a Telemicro. ¿Estás por encima de ellos? No me detengo en ese tipo de cosas, me concentro mucho en mi trabajo, creo que nadie está por encima de nadie. Ellos deben de recuperar el público que perdieron.
¿Cómo fue tu niñez?
En medio de la pobreza tuve una niñez muy bonita. Mi niñez fue rica dentro de un barrio pobre porque tuve mucho cariño de mis padres y siempre se preocuparon por mi educación y por satisfacer mis necesidades primarias. De padre y madre tengo un solo hermano, Samuel Mata, que trabaja también en Telemicro.
¿Cómo fue tu vida en La Zurza?
Cuando niño estudiaba en el club Bohechío, y tenía que llevar mi sillita porque no habían butacas. Mi madre compraba un cuaderno y un lápiz y lo cortaba a la mitad, y lo dividía entre mi hermanito y yo. Aunque no tuve buenos juguetes fui un niño muy feliz. Me crié como un manganzón porque mis padres no me permitían salir mucho. Yo crecí en el regazo de mi madre, quien me cuidaba mucho.
¿También fuiste a la universidad?
Sí, mi padre, Germán Mata, mercadero, vende verduras en el mercado, se sacrificó para que estudiara informática en la UNPHU. Faltando seis materia para graduarme, lo dejé y me fui a estudiar actuación en la escuela de Bellas Artes. Gracias a Dios que he podido compensar con esta carrera todos los sacrificios que hicieron por mí
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