ARLINGTON/TEXAS.- Sammy Sosa disparó el miércoles el jonrón número 600 de su carrera, convirtiéndose en el quinto pelotero en la historia de las Grandes Ligas que alcanza el hito. Sosa, ahora con los Rangers de Texas tras tomarse un asueto de una temporada de las mayores, conectó su cuadrangular solitario en cuenta de 1-2, depositando la pelota en el bullpen de los Rangers en el bosque derecho-central.
Lo hizo en el quinto inning contra los Cachorros de Chicago, el equipo con el cual militó entre 1992-2004. El dominicano fue el jugador más valioso de la Liga Nacional en 1998, y 545 de sus jonrones fueron con el uniforme de los Cachorros.
“Fue algo que no puedo explicar”, dijo Sosa. “Conseguir mi 600 contra los Cachorros de Chicago y mi primer equipo (fue) Texas. Es como si todo concordara. Mis emociones, no se dónde están”.
Sosa salió como resorte de la caja de bateo con su tradicional brinco y levantó el puño derecho antes de pasar por la inicial. Sus compañeros salieron a recibirlo en el plato, mientras que el tablero mostraba a las cinco leyendas con 600 jonrones: Hank Aaron, Barry Bonds, Babe Ruth, Willie Mays y Sosa.
La víctimaLa víctima del jonrón fue Jason Marquis, el pitcher número 364 al cual Sosa le desaparece un lanzamiento en sus 18 campañas en las mayores. “Fue una recta cortada que dejé alta en la zona”, dijo Marquis. “Me aleje de mi fortaleza y él me hizo pagar por eso. Más allá del hecho de que nos costó el juego, realmente no importa”.
Fue el duodécimo jonrón de Sosa en 62 partidos esta campaña, luego de haber firmado un contrato de ligas menores para presentarse al campo de entrenamientos de Texas, la franquicia con la que firmó su primer contrato y con la que conectó su primer vuelacercas en 1989. Durante su carrera ha pegado de cuadrangular frente a todos los equipos.
Tras entrar al dugout con sus compañeros, Sosa salió para agradecer los aplausos del público. Envió besos a la multitud e hizo un reconocimiento en dirección al dugout de los Cachorros cerrando su puño, a lo que el mánager Lou Piniella respondió señalándolo con el dedo. Una manta con la cuenta que llevaba aproximadamente un mes colgada en el jardín derecho fue modificada del 599 al 600, y se desplegó otra en el jardín central, felicitando a Sosa por ingresar al selecto club.
El público coreaba “¡Sam-my! ¡Sam-my!” y Sosa volvió a salir del dugout para agradecer. “Estoy mostrando a todo el mundo que todavía me quedan algunos años en el tanque. Estoy hambriento cada día. Estoy aquí porque quiero competir. Todo depende de como me sienta en algunos años. Me siento muy bien. Nada puede detenerme ahora”.
Lo hizo en el quinto inning contra los Cachorros de Chicago, el equipo con el cual militó entre 1992-2004. El dominicano fue el jugador más valioso de la Liga Nacional en 1998, y 545 de sus jonrones fueron con el uniforme de los Cachorros.
“Fue algo que no puedo explicar”, dijo Sosa. “Conseguir mi 600 contra los Cachorros de Chicago y mi primer equipo (fue) Texas. Es como si todo concordara. Mis emociones, no se dónde están”.
Sosa salió como resorte de la caja de bateo con su tradicional brinco y levantó el puño derecho antes de pasar por la inicial. Sus compañeros salieron a recibirlo en el plato, mientras que el tablero mostraba a las cinco leyendas con 600 jonrones: Hank Aaron, Barry Bonds, Babe Ruth, Willie Mays y Sosa.
La víctimaLa víctima del jonrón fue Jason Marquis, el pitcher número 364 al cual Sosa le desaparece un lanzamiento en sus 18 campañas en las mayores. “Fue una recta cortada que dejé alta en la zona”, dijo Marquis. “Me aleje de mi fortaleza y él me hizo pagar por eso. Más allá del hecho de que nos costó el juego, realmente no importa”.
Fue el duodécimo jonrón de Sosa en 62 partidos esta campaña, luego de haber firmado un contrato de ligas menores para presentarse al campo de entrenamientos de Texas, la franquicia con la que firmó su primer contrato y con la que conectó su primer vuelacercas en 1989. Durante su carrera ha pegado de cuadrangular frente a todos los equipos.
Tras entrar al dugout con sus compañeros, Sosa salió para agradecer los aplausos del público. Envió besos a la multitud e hizo un reconocimiento en dirección al dugout de los Cachorros cerrando su puño, a lo que el mánager Lou Piniella respondió señalándolo con el dedo. Una manta con la cuenta que llevaba aproximadamente un mes colgada en el jardín derecho fue modificada del 599 al 600, y se desplegó otra en el jardín central, felicitando a Sosa por ingresar al selecto club.
El público coreaba “¡Sam-my! ¡Sam-my!” y Sosa volvió a salir del dugout para agradecer. “Estoy mostrando a todo el mundo que todavía me quedan algunos años en el tanque. Estoy hambriento cada día. Estoy aquí porque quiero competir. Todo depende de como me sienta en algunos años. Me siento muy bien. Nada puede detenerme ahora”.
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