lunes, 4 de agosto de 2008

MUCHA ATENCION - Alerta ante la hepatitis





SANTO DOMINGO.- Por su alta incidencia, sus consecuencias devastadoras para quien la padece y su elevado costo social y económico, la hepatitis constituye un serio problema de salud.De los cinco tipos de hepatitis virales, la B y la C causan mayor preocupación. Una parte de la población adulta nunca se benefició de la vacuna contra la hepatitis B, mientras que no existe inmunización que proteja contra la C. Ambas enfermedades pueden volverse crónicas y degenerar en cirrosis hepática o en cáncer del hígado.
“En República Dominicana, la prevalencia de la hepatitis B anda entre un cuatro o cinco por ciento, que es una prevalencia media”, dice José González Holguín, gastroenterólogo y hepatólogo del Centro de Medicina Avanzada Abel González.
Su colega y presidente de la Sociedad Dominicana de Gastroenterología, Sócrates Bautista Martínez, opina que en el país deberían realizarse campañas de concienciación y vacunaciones masivas para proteger a los adultos que no están inmunizados contra la hepatitis B.
Según él, el bajo nivel educativo y el aumento en la migración desde Haití, donde la incidencia de hepatitis B es alta, elevan el riesgo frente a este mal.
Aunque la hepatitis C aparece con menos frecuencia que la B, su tratamiento es costoso y no está al alcance de todos. Y cuando los medicamentos no surten el efecto deseado, la única opción es el trasplante de hígado, un tipo de intervención que apenas ha comenzado a practicarse en el país.
EL HÍGADO
Un laboratorio dentro del cuerpoEl hígado realiza distintas e importantes funciones para el organismo: transforma los alimentos en energía, elimina toxinas de la sangre y secreta la bilis, una sustancia que interviene en los procesos digestivos.
Se trata del órgano más grande que hay dentro del cuerpo humano y su inflamación es conocida como hepatitis.
Esta enfermedad puede causar cirrosis hepática (formación de tejido cicatricial) o cáncer del hígado.
La hepatitis puede presentarse por varias razones. Existe, por ejemplo, la hepatitis medicamentosa, causada por algún fármaco y que desaparece una vez éste deja de administrarse.
Por otro lado están las hepatitis virales, que son producidas por cinco tipos de virus distintos: A, B, C, Delta y E.
Hepatitis, una enfermedad que tiene múltiples carasLas hepatitis virales son producidas por cinco tipos de virus distintos: A, B, C, Delta y E. Los tres primeros (A, B y C) se presentan con más frecuencia, y de éstos, a su vez, los dos últimos tienden a degenerar en hepatitis crónica e implican el riesgo de desarrollar cirrosis o cáncer.
El virus A
es el más frecuente e inocuo de los seis que causan hepatitis. De acuerdo con José González Holguín, gastroenterólogo y hepatólogo del Centro de Medicina Avanzada Abel González, en países en vías de desarrollo como éste alrededor del 90 por ciento de las personas mayores de 30 años ha estado infectado con este virus.
La mayoría no sabe que ha padecido hepatitis; la enfermedad no presenta síntomas o se confunde con un proceso gripal por el parecido de las señales.
Sin embargo, un grupo muy pequeño de pacientes, equivalente a menos del 0.1 por ciento de los infectados con esta variante, desarrolla hepatitis fulminante por virus A, emergencia médica que podría requerir un trasplante de hígado.
El individuo se contagia con el virus de la hepatitis A al ingerir agua o alimentos contaminados con materia fecal. Por eso, la incidencia de este mal aumenta en grupos poblacionales con condiciones sanitarias deficientes.
Aunque sencillas medidas de higiene (lavarse las manos luego de ir al baño y antes de preparar los alimentos) previenen el contagio, es más importante la vacunación. La vacuna contra la hepatitis A se administra en los primeros meses de vida del niño.
Virus BSegún la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 350 millones han desarrollado una infección crónica por hepatitis B. El virus, que se transmite por contacto con sangre y fluidos corporales de una persona infectada, y de madre a hijo durante el parto, es entre 50 y 100 veces más contagioso que el VIH.
Sócrates Bautista Martínez, presidente de la Sociedad Dominicana de Gastroenterología, informa que el país se encuentra en un área con alta incidencia de este mal.
“Somos, en Latinoamérica, de los países que más tenemos (hepatitis B)”, asegura el gastroenterólogo del Grupo Médico Dr. Yunén. “Es un problema serio, porque el tratamiento es muy costoso, aunque ahora con el tema de la Seguridad Social y que van a cubrir las enfermedades catastróficas estamos viendo una luz al final del túnel”.
Una dosis de interferón, sustancia usada para tratar la hepatitis B, cuesta entre 350 y 500 dólares. El paciente debe recibir una dosis semanal durante un año, sin que eso le garantice, según González Holguín, que se curará.
La hepatitis B conlleva un alto riesgo de cronicidad y, por tanto, de desarrollar cirrosis hepática o cáncer de hígado, pero la cronificación se relaciona con la edad en la cual la persona se contagia.
“A menor edad, mayor probabilidad de cronificación”, dice González Holguín.
Un bebé contagiado por vía vertical tiene más de un 90 por ciento de probabilidades de sufrir hepatitis crónica.
Por eso resulta vital que toda embarazada sea sometida a pruebas para determinar si porta el virus. Igualmente importante es la vacunación. Si al nacer, el hijo de la mujer con hepatitis B recibe la vacuna e inmunoglobulinas contra el virus, se reduce la posibilidad de que se cronifique.
La vacuna de la hepatitis B existe desde 1982, pero no comenzó a aplicarse de inmediato, regular y masivamente, en todos los países. Como consecuencia, existe una población adulta que nunca se benefició de ella y que es vulnerable al virus de la hepatitis B.
Tanto Bautista Martínez como González Holguín recomiendan a esas personas someterse a exámenes para determinar si portan este virus, que, al igual que el A, puede no presentar síntomas manifiestos como ictericia (coloración amarillenta de la piel) o coluria (orina oscura).
Poblaciones de alto riesgo, como personal médico y paramédico, drogadictos que comparten jeringas o individuos que tienen relaciones sexuales inseguras, tienen más razón para investigar su estado de salud y, dependiendo del resultado, solicitar que se les aplique la vacuna contra la hepatitis B.
OTRA CLASIFICACIÓN
Virus C, No existe inmunización que proteja contra el virus de la hepatitis C. La prevención queda, pues, en manos de cada persona, que debe evitar entrar en contacto con la sangre o fluidos corporales de alguien que esté infectado (cuidarse de tener relaciones sexuales con un portador de este virus, recibir su sangre, compartir jeringuillas, cepillos dentales y navajas de afeitar o perforarse con “piercing”).
La hepatitis C es menos frecuente que la B, pero tiene consecuencias igualmente devastadoras. Se vuelve crónica en más de la mitad de los casos y daña el hígado hasta producir cirrosis o cáncer.
La respuesta del paciente al tratamiento -tan costoso como el de la hepatitis B- depende de cuál de los seis genotipos del virus C tenga.
“El genotipo que menos responde al tratamiento es el 1”, explica Bautista Martínez, “y la raza que menos responde es la negra”. Irónicamente, el genotipo 1 es el más frecuente.
Cuando el tratamiento contra la hepatitis B o C no funciona y el paciente desarrolla una cirrosis, el médico opta por un trasplante de hígado, alternativa que está al alcance de pocos: aparte de costosa, apenas comienza a desarrollarse en el país, donde sólo la Plaza de la Salud ha iniciado un programa de trasplantes hepáticos.
VIRUS DELTA Y E
Entre los virus que provocan la inflamación del hígado, los menos frecuentes son el Delta y el E. El primero, que causa la hepatitis D, aparece siempre como parásito del B, es decir que necesita de éste para replicarse.
“El problema es que cuando aparecen los dos virus el paciente tiene una alta incidencia de hacer una hepatitis fulminante”, dice Sócrates Bautista Martínez.
El virus E, igual que el A, se ve en países subdesarrollados con pobres condiciones sanitarias, tiene su período de incubación y luego desaparece.
El presidente de la Sociedad Dominicana de Gastroenterología informa que, hace algunos años, un estudio determinó que en el país había hepatitis E.

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