La presa de Hatillo. Es uno de los lugares que debe conocer al visitar Cotuí. Aquí se respira libertad y la armonía de la naturaleza se impone. Todo dominicano debería apreciarla.
Escrito por: MILLIZEN URIBE (m.uribe@hoy.com.do)
Pueblo pequeño y sencillo, Cotuí es uno de esos rinconcitos del país que al carecer de estructuras físicas extraordinarias concentra su riqueza en dos aspectos: su gente y su naturaleza.
Cotuí es el municipio cabecera de la provincia Sánchez Ramírez y desde que era territorio taíno hasta ahora ha descollado en la geografía nacional como un territorio especial.
La presa de Hatillo, auténtica maravilla cotuisana.
¿Qué visitar en Cotuí? Si llega al parque Duarte de este municipio y le hace esta pregunta a los cotuisanos, todos: niños, jóvenes, adultos y ancianos le responderán lo mismo: ¡Conozca la presa de Hatillo!
La recomendación no es en vano, dado que esta es uno de los principales atractivos turísticos de este pueblo. Si acata el consejo, disfrutará de una de las vistas más espectaculares de toda la isla.
Ubicada a pocos kilómetros del centro del pueblo, en la famosa presa se deleitará por la nitidez visual de la bella combinación de las aguas del río Yuna, el azul del cielo y el vivaz verde de la vegetación de esta zona.
Otros actractivos.
Una vez conocida la presa de Hatillo, usted puede darse una vueltecita por el siempre céntrico parque Duarte. Después de sentarse en uno de los bancos y observar el movimiento del pueblo puede, en el caso de que sea religioso, entrar a la parroquia Inmaculada Concepción que está justo al frente del parque. La misma fue construida en el año 1741, y fue uno de los monumentos eclesiástico estilo “Herreriano”, del siglo XVII.
También apreciar el busto del siempre glorioso padre de la patria dominicana, Juan Pablo Duarte y la estatua de Juan Sánchez Rámirez, el glorioso militar y político que luchó al frente del ejército dominicano contra la ocupación francesa .
Una tierra especial. Que en Cotuí hay oro no es un secreto para nadie, ni siquiera para los forasteros que vienen de lejos a explotarlo. De ahí, que muchos cotuisanos se pregunten si ese oro es una maldición o una bendición puesto que por la pobreza del pueblo se entiende que los beneficios de la legendaria explotación no llegan a su gente, reclamo que hacen cuando a todo pulmón se escucha desde una montaña cotuisana los versos de su himno que reza así: “Cotuí Cotuí, ese es mi Cotuí. Tenemos una mina, una mina de oro y a nosotros nos toca lo que pisa el toro. Tenemos una presa, que da electricidad y la luz de nosotros a otra provincia va. Cotuí Cotuí, ese es mi Cotuí”.
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