
SANTO DOMINGO.- “Esta foto es pa’mi jaifai”. Luz levanta la cámara digital por enésima vez, se apunta y aprieta el botón. Esta “sesión propia” se repite en cada sitio, sin importar si no hay quien le tome la foto.
El resultado de la misma quedará plasmado en alguno de sus perfiles de redes sociales como Facebook, MySpace, y Hi5, que son los más populares entre el público local.
Con la apertura y la reducción de los costos de las cámaras digitales, la generación de contenido por parte de los usuarios de Internet en imágenes y video se ha incrementado. Esto se ha visto con el desarrollo rápido de otros portales de contenido generado por usuarios (UGC) como YouTube y las distintas plataformas de blogs. Ahora bien, ¿qué tan peligroso puede ser tener tanta información pública en línea sin control?
El gran conflicto emerge en el punto en el que el mundo real y el mundo virtual se tocan. En palabras de la página LaFlecha. net, en los caminos de las redes sociales aparecen los lobos y los corderos disfrazados y “los niños y jóvenes son los más propensos a caminar contentos con sus ipods por la pradera, pero también cualquiera de nosotros”. En consiguiente, ¿debemos resistirnos o más bien empezar a cuestionar la manera en la cual las redes avalan y motivan la puesta en riesgo de nuestra individualidad? “¿Qué de mi quiero mostrar?” Con frecuencia, cuando nos lo preguntamos, ya no hay manera de recuperar el anonimato.
No es la primera vez que se menciona este tema de la seguridad y del acceso de los adolescentes a las redes sociales y del intercambio de datos personales. Una vez que publicas tu perfil, socializas tus datos de identidad y de contacto y una vez que lo haces, son de acceso público.
Las consecuencias de esto ya han sido argumento para el desarrollo de episodios de series norteamericanas como CSI, Cold Cases y Without a Trace, entre otros, y no es para menos.
La vieja conseja de “no hables con extraños” se reactiva por estos tiempos permanentemente. Según el portal Ciberescrituras. com, en algunos análisis se culpa a los padres de no tener suficiente supervisión sobre lo que hacen sus hijos.
Más aún, puntualizan, estos muchas veces no tienen ni siquiera las herramientas para saber qué es lo que estos hacen en la web y la dificultad se acrecienta cuando las redes sociales han reconfigurado el concepto de amistad de una manera muy profunda, haciendo, incluso, que se trate de un asunto de status y de aceptabilidad: si no estás en Facebook, por ejemplo, no eres nadie o te mantienes aparte de lo que pasa en la sociedad.
Sólo basta asomarse a la lista de Hi5 o MySpace de cualquier persona adolescente para darse cuenta de que es imposible manejar un universo humano de ese calibre.
Por otro lado, está el tema de la privacidad. Muchas veces terceras personas pueden poner en evidencia datos de un usuario que este no quisiera mostrar, como por ejemplo a través de las etiquetas a fotos y muchas veces a través de comentarios directos e indirectos.
No es la primera vez que se menciona este tema de la seguridad y del acceso de los adolescentes a las redes sociales y del intercambio de datos personales. Una vez que publicas tu perfil, socializas tus datos de identidad y de contacto y una vez que lo haces, son de acceso público.
Las consecuencias de esto ya han sido argumento para el desarrollo de episodios de series norteamericanas como CSI, Cold Cases y Without a Trace, entre otros, y no es para menos.
La vieja conseja de “no hables con extraños” se reactiva por estos tiempos permanentemente. Según el portal Ciberescrituras. com, en algunos análisis se culpa a los padres de no tener suficiente supervisión sobre lo que hacen sus hijos.
Más aún, puntualizan, estos muchas veces no tienen ni siquiera las herramientas para saber qué es lo que estos hacen en la web y la dificultad se acrecienta cuando las redes sociales han reconfigurado el concepto de amistad de una manera muy profunda, haciendo, incluso, que se trate de un asunto de status y de aceptabilidad: si no estás en Facebook, por ejemplo, no eres nadie o te mantienes aparte de lo que pasa en la sociedad.
Sólo basta asomarse a la lista de Hi5 o MySpace de cualquier persona adolescente para darse cuenta de que es imposible manejar un universo humano de ese calibre.
Por otro lado, está el tema de la privacidad. Muchas veces terceras personas pueden poner en evidencia datos de un usuario que este no quisiera mostrar, como por ejemplo a través de las etiquetas a fotos y muchas veces a través de comentarios directos e indirectos.
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